Sevilla acoge un macroencuentro de la Asociación Europea de Educación Internacional, con 6.000 delegados y 95 países representados.
Conocer otras formas de trabajar, de abordar la investigación, de resolver conflictos, de tratar a los compañeros... Desenvolverse en entornos diferentes, respetar lo distinto, entender otros puntos de vista, proponer iniciativas, ganar autonomía... son todo capacidades que los universitarios adquieren cuando estudian en el extranjero durante sus programas de movilidad. La Unión Europea se ha propuesto para 2020 que el 20% de los estudiantes hayan vivido esta experiencia, que además del enriquecimiento personal, reporta mayor facilidad para encontrar trabajo. La tasa de desempleo de los estudiantes Erasmus cinco años después de su graduación es un 23% inferior, según un estudio de la Comisión Europea. Entonces, ¿qué pasa con el 80% que no tienen esa oportunidad?Es una de las preguntas que ronda en la cabeza de Laura Howard, presidenta saliente de la Asociación Europea de Educación Internacional (EAIE), que celebra en Sevilla hasta el viernes su conferencia y exposición anual con la asistencia de 6.000 delegados, más de 250 entidades en la zona expositiva y 95 países representados. Es el mayor encuentro convocado en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla hasta el momento después de que la ciudad ganara su ubicación en un concurso al satisfacer requisitos de infraestructuras, coordinación municipal y políticas de sostenibilidad ambiental. "Si no intentamos una vida más sostenible no habrá futuro para nadie. Hay que incorporar la sostenibilidad en las competencias universitarias. Es una iniciativa novedosa que queremos implantar en las estrategias de internacionalización. Todos deben conocer los Objetivos del Desarrollo Sostenible", se apresura a señalar Howard, que es también profesora de Educación y vicedecana de Internacionalización en la Universidad de Cádiz.
En las sesiones plenarias se cubren temas como los retos de la educación superior para optimizar las necesidades del empleo, la movilidad, la diversidad o los desafíos que suponen para los universitarios la ruptura del Brexit, las políticas de visados de Donald Trump o el terrorismo, cuestiones que preocupan para conseguir el objetivo final. "La internacionalización es preparar al estudiante para vivir y trabajar en un mundo globalizado. Abrir la mente de las personas", declara Howard en Sevilla, que tras más de 20 años de docencia destaca esa apertura interpersonal como lo que más valora en sus alumnos cuando vuelven de una beca Erasmus. "Ellos ya no presuponen que lo que se hace aquí es la mejor o la única manera de hacer las cosas", asegura. Y en esa línea apunta este aspecto del aprendizaje para los que no tienen la oportunidad de salir fuera, la llamada internacionalización en casa, un desafío.
La profesora ofrece algunas propuestas: "A veces se pueden hacer avances con medidas sencillas, como por ejemplo invitando a contar sus experiencias a los alumnos extranjeros que hay en las aulas. También introduciendo en clases referencias de otros países y culturas, utilizando procedimientos académicos extranjeros, o encargando trabajos en grupo que no se limiten al ámbito local o nacional", señala. Unas propuestas con responsabilidades que caen sobre los profesores, que reconoce que necesitarían formación, pero que insta a que sean interiorizadas por todo el personal de la comunidad. “En la universidad deben tener visión internacional desde el rector hasta el conserje. Debe estar en su ADN, no solo en el departamento de Relaciones Internacionales", considera.
"Hay que incorporar la sostenibilidad en las competencias universitarias"
El Ministerio de Educación trazó en 2014 la Estrategia de Internacionalización 2015-2020 que apunta a fomentar la movilidad, mejorar en la captación de talento, reconocer titulaciones y periodos de estudio, acreditar programas, transferir conocimiento e innovación, o promocionar el doctorado internacional, entre otros aspectos. "Debería continuar el progreso en la implantación de las acciones previstas en la estrategia, entre las que cabe mencionar las de internacionalización en casa para llevar los beneficios de la internacionalización a la mayoría de estudiantes no móviles", se lee en las conclusiones del balance de dos años Reflexiones y perspectivas publicado por el Servicio Español para la Internacionalización de la Educación.
Y para encontrar al extranjero cerca, España lo tiene más fácil que en ningún otro país de Europa. Es el primer destino elegido por los estudiantes para cursar la beca Erasmus. "Es líder en envío y recepción de estudiantes Erasmus, nos hemos centrado demasiado en la movilidad, pero ¿cómo damos a los que se quedan esas capacidades? Es un reto en España, aunque poco a poco se prepara la internacionalización para todos", plantea Howard, que destaca en ese sentido el lema del encuentro: Un mosaico de culturas. "Sobre todo en Andalucía, con la historia y la mezcla que tiene se refleja el mundo en el que vivimos todos. La ambición de la educación es formar parte de ese mosaico", reflexiona con la apertura de mente y la sostenibilidad como objetivo final de su cometido. Lejos y cerca.
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