Las universidades necesitan enfocarse en repensar cómo enseñar al estudiantado habilidades no solo para ejercer su profesión sino para mejorar su calidad de vida.
El propósito de las universidades es formar a las personas de forma integral y prepararlas para desarrollarse en la vida profesional, así como desafiarlos intelectualmente. Esta es una parte importante del valor de la educación superior en la formación de profesionistas, con capacidad cognitiva y crítica. La mayoría de los programas universitarios incluyen materias académicas que aseguran el desarrollo de estas facultades. Pero también existen habilidades prácticas que serán muy valiosas a nivel personal para cualquier egresado, independientemente de la carrera que curse.
Desde cómo cuidar nuestro presupuesto, escribir un currículum o discernir la información que recibimos, las universidades pueden ofrecer materias que ayuden a los estudiantes a realizar estas tareas básicas pero altamente necesarias. Presentamos tres materias que forman al estudiantado en habilidades prácticas de desarrollo personal.
Empleo y networking
Si bien la educación superior nos prepara para desempeñar un trabajo, no hay ninguna materia designada que nos enseñe a conseguirlo. De acuerdo con un estudio realizado por los asesores de reclutamiento Stand Out CV, un reclutador pasa de 6 a 8 segundos en ese primer vistazo a un currículum, el 80 % de estos documentos son descartados en ese breve instante. ¿Cómo escribirlos más efectivamente? ¿Por qué las universidades no tienen una clase de tronco común dedicada a enseñar los aciertos y desaciertos en la redacción de una hoja de vida?
Una de las promesas base de la educación universitaria es la de colocar a los egresados en buena posición para asegurar un empleo. La primera impresión es clave para pasar esa antesala. Garantizar que los estudiantes dominen la escritura de un CV debería ser crítico, pero no es el único tema que debería estar presente en un programa. El networking también es vital para entrar con éxito al mercado laboral.
Las universidades cuentan con grandes redes de contactos y apoyo para beneficio de estudiantes, no existe una clase que los enseñe a usar eficientemente estas redes y seguir aprovechándolas y aportando a estas después de graduarse. Quizás al ser este aspecto totalmente social y práctico, no es el tipo de asignatura que podría fácilmente enseñarse en un aula. Sin embargo, los programas de mentoría están específicamente dirigidos a conferir enseñanzas más variadas, que no caben en un temario teórico.
Finanzas personales
La gestión de economía y presupuesto personal es un tema del que se ha concientizado mucho recientemente, sin embargpo, hay mucho camino por recorrer para considerarla la materia indispensable que es. En Estados Unidos, el porcentaje de estudiantes que ingresaron a la universidad con algún curso previo sobre finanzas personales aumentó de 16.4 % en 2018 a 25 % en el 2022. Solo el 27 % de la población general de la India gestiona conscientemente su presupuesto individual. Mientras que el porcentaje de mexicanos que no sabe en qué gasta su dinero asciende a 51 % de acuerdo con datos del estudio Reporte Anual de Bienestar Financiero México 2022.
Si bien, se puede hacer el argumento de que un buen manejo del dinero debería enseñarse desde los niveles medio y medio superior, la Universidad podría ser la última línea de defensa para evitar que los estudiantes salgan al mundo profesional sin una idea de cómo administrar su poder adquisitivo. Se espera de los estudiantes que tomen decisiones financieras importantes desde muy jóvenes, decidir si tomarán préstamos para solventar sus carreras, iniciar un historial crediticio para posteriormente comprar un auto o una casa, considerar un fondo de retiro tan pronto como estén graduados. Se necesita de programas efectivos y profesores capaces que ayuden al alumnado a entender la economía personal como parte integral de la vida diaria.
Ética de la información (fact-checking)
La enorme cantidad de información que circula por internet así como las burbujas de contenido y cámaras de eco han vuelto las habilidades de pensamiento crítico y de verificación de información una necesidad básica. De acuerdo con un manuscrito publicado en el diario de investigación Springer Open, los estudiantes universitarios rara vez evalúan la información que encuentran en línea. No intentan buscar las fuentes originales de los argumentos que leen, tampoco investigan a las personas u organizaciones que formulan estos argumentos.
Otra investigación, auspiciada por la Universidad de Nueva York, reportó que los usuarios de Facebook interactuaron con contenido falso 70 millones de veces por mes, previo a las elecciones presidenciales estadounidenses del 2016 la cifra era de 200 millones. Un programa educativo que entrenara estudiantes no solamente para lidiar con los efectos de la sobreexposición de datos sino a discernir el valor de estos datos sería de gran valor para frenar la polarización que se ha visto crecer aceleradamente en la última década.
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