Toda la lectura es buena, pero la lectura en papel está vinculada a resultados de rendimiento académico

Un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) realizado en unos 30 países descubrió que los adolescentes que dijeron leer libros en papel con mayor frecuencia obtuvieron una puntuación considerablemente más alta en una prueba de lectura realizada en 2018 por jóvenes de 15 años, en comparación con los adolescentes que dijeron que rara vez o nunca leían libros. Incluso entre los estudiantes de entornos socioeconómicos similares, los que leen libros en formato impreso obtuvieron la friolera de 49 puntos más en el Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes, conocido como PISA. Eso equivale a casi 2,5 años de aprendizaje. En comparación, los estudiantes que tienden a leer libros más a menudo en dispositivos digitales obtuvieron sólo 15 puntos más que los estudiantes que rara vez leen, una diferencia de menos de un año de aprendizaje.

En otras palabras, toda la lectura es buena, pero la lectura en papel está vinculada a resultados de rendimiento muy superiores. Cada tres años, cuando 600.000 estudiantes de todo el mundo realizan la prueba PISA, rellenan encuestas sobre sus familias y sus hábitos de lectura. Los investigadores de la OCDE compararon las respuestas de estas encuestas con las puntuaciones de los exámenes y observaron interesantes relaciones entre los libros en el hogar, la preferencia por la lectura en papel y el rendimiento en la lectura

Es imposible decir a partir de este estudio si los libros de papel son la principal razón por la que los estudiantes se convierten en mejores lectores. Puede ser simplemente que los más lectores prefieran el papel y que lean igual de bien si se les obliga a leer en pantallas. Decenas de estudios anteriores han encontrado una ventaja de comprensión entre la lectura en papel frente a las pantallas. Pero estos estudios suelen realizarse en un entorno de laboratorio en el que las personas realizan pruebas de comprensión inmediatamente después de leer un pasaje en diferentes formatos. Este informe sugiere la posibilidad de que existan beneficios acumulativos a largo plazo para los estudiantes que leen regularmente libros en formato impreso.

Los más lectores que obtuvieron puntuaciones más altas en la prueba de lectura PISA también leían en pantallas en casa, pero tendían a utilizar sus dispositivos para recopilar información, como leer las noticias o navegar por Internet para realizar trabajos escolares. Cuando estos grandes lectores querían leer un libro, optaban por hacerlo en papel o equilibrar su tiempo de lectura entre el papel y los dispositivos digitales.

Por otra parte, los investigadores de la OCDE están preocupados por los estudiantes más pobres. Los estudiantes de bajos ingresos hicieron grandes avances en el acceso a la tecnología digital mucho antes de la pandemia. El 94% de los estudiantes de familias de bajos ingresos en 26 países desarrollados tenían acceso a Internet en casa en 2018, frente al 75% en 2009. «Mientras que los estudiantes desfavorecidos se están poniendo al día en términos de acceso a los recursos digitales, su acceso al capital cultural, como los libros impresos en casa, ha disminuido», señaló el informe de la OCDE.

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