Formación en ingeniería en el siglo XXI

noviembre 08, 2024 0

 


IFE Insights Report analiza la formación en ingeniería en el siglo XXI. Se centra en la necesidad de que las universidades e industrias colaboren para preparar a los estudiantes para un futuro laboral en constante cambio.

Como son las adversidades que supone incluir la inteligencia artificial en los planes de estudio, las ventajas y desventajas de diferentes niveles de interdisciplinariedad en la educación, el papel de las mujeres en las áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y la importancia de formar enlaces entre la industria y las escuelas de ingeniería.


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La transdisciplinariedad: educación sin límites para ingenieros

noviembre 08, 2024 0

 La transdisciplinariedad: educación sin límites para ingenieros

rawpixel.com, freepik.es
Una lectura de 3 minutos

La edición del congreso WEEF & GEDC 2023 tuvo su sede en el Tecnológico de Monterrey, campus Monterrey. Este evento estuvo conformado por múltiples ponencias y participantes provenientes de distintas instituciones alrededor del mundo, todas pertenecientes a un área en común: la ingeniería. Este gran evento de prestigio mundial se encarga de reunir a expertos de la ingeniería dentro del ámbito educativo para fomentar el diálogo con respecto a temas relevantes relacionados con  dicha industria, tales como las tendencias del momento, los desafíos, las buenas prácticas, entre otros.

Una de las actividades del congreso, la cual se realizó a lo largo de los tres días de la duración del evento, consistió en varios workshops donde se incitó a la discusión entre decanos de distintas escuelas de ingeniería en diferentes mesas. Ahí, tuvieron la oportunidad de entablar interesantes conversaciones donde compartieron experiencias personales y varios puntos de vista; aportando valiosos conocimientos para todas las personas involucradas.

La integración de la transdisciplinariedad dentro del plan de estudios de las y los estudiantes de ingeniería fue uno de los temas centrales expuestos en uno de estos workshops. Durante el evento, se habló sobre la importancia para el estudiantado de ir más allá de su área de estudio, lo cual para este mundo globalizado ya no será suficiente. Contar con habilidades de metacognición, inteligencia emocional y pensamiento crítico pueden sonar como temas de estudio que no son relevantes para el alumnado de ingeniería, pero son sumamente necesarios para complementar correctamente sus planes de estudio y asegurar su desarrollo integral como profesionistas.

A pesar de ser una habilidad que se relaciona directamente con las carreras humanísticas, las competencias comunicativas son requeridas en todo perfil. Los humanos somos seres sociales que no solamente nos comunicamos entre seres queridos y personas de confianza que están familiarizados con nuestro entorno; también es vital aprender a comunicarse con individuos fuera del círculo de personas con las que usualmente se interactúa para dar a conocer nuestras ideas y pensamientos a personas que difieren en contextos culturales, áreas de estudio, entre otros. De esta manera, también se propicia un trabajo en equipo efectivo y el intercambio de ideas para llegar a soluciones óptimas que beneficien a la sociedad.

Una educación transdisciplinaria trae consigo muchos beneficios, no solamente para el área académica sino para la industria en su totalidad. Un alto enfoque holístico en el plan de estudios acerca a los estudiantes a su futura realidad en el campo profesional, ya que incentiva en ellos un panorama más amplio en donde los límites del conocimiento se expanden e inspira diversas perspectivas. También, los ayuda a contar con herramientas comunicativas donde podrán llevar a cabo conversaciones y diálogos con áreas relacionadas o el público en general, dando a entender eficientemente los mensajes que buscan comunicar.

Adicionalmente, las decanas y decanos también enlistaron lo que consideraron como las habilidades indispensables que deberían de incluirse en el currículo del alumnado perteneciente al área de ingeniería. Algunas de estas son:

  • Responsabilidad social
  • Comprensión global y política
  • Competencia y humildad cultural
  • Bienestar integral

Sin embargo, la incorporación de estas materias a los planes de estudio también tendrá sus obstáculos. A pesar de las ventajas que trae consigo la transdisciplinariedad para el estudiantado, los participantes también discutieron sobre los desafíos de la integración de distintas materias en el plan de estudios del área de ingeniería. Señalaron que, al instruir nuevas materias, pudiera ser que el enfoque disciplinario principal podría debilitarse, disminuyendo la pericia del cuerpo estudiantil al dedicar menos tiempo a aquellas materias especializadas.

La saturación de nuevos contenidos académicos puede dañar el bienestar emocional de los alumnos, desembocando en fatiga, falta de un equilibrio académico y personal, entre otros. También, es importante mencionar que algunos estudiantes pueden sentirse desinteresados e incluso desmotivados al tener que aprender temas y conceptos ajenos a su carrera.

Consolidar un enfoque holístico no es tarea fácil, se requerirá el apoyo de distintos especialistas de las facultades para generar una estrategia que incorpore las materias centrales de su especialidad, así como las distintas disciplinas que ayudarán a fortalecer la experiencia del alumnado. Empero, un buen balance entre ambos ámbitos enriquecerá la formación profesional de los futuros profesionistas.

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Recursos Educativos Abiertos en Inteligencia Artificial Generativa

noviembre 08, 2024 0

 Recursos educativos abiertos de inteligencia artificial generativa

Ponemos a tu disposición una colección de recursos educativos abiertos que te permitirán integrar contenidos de inteligencia artificial generativa en tus clases, proyectos o investigaciones. Desde artículos y webinars hasta informes especializados y episodios de podcasts, cada recurso está diseñado para inspirar la innovación y facilitar el acceso al conocimiento en este campo en constante evolución.

Ya seas docente, estudiante, investigador o tomador de decisiones, explora, descarga y comparte.

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La ética del trabajo intelectual y los métodos académicos en un mundo cínico

agosto 09, 2024 0


Por ,  Universidad Francisco de Vitoria

Cuando uno entra en el mundo académico experimenta algo parecido a lo que aquel que trata de medrar en una logia masónica o que avanza por los complicados entresijos de un culto gnóstico. El recién iniciado pronto se topa con una intrincada maraña de ritos, procesos y metodologías académicas cuyo propósito no siempre resulta evidente y, en ocasiones, parece ser un estorbo. Se ve uno obligado a memorizar y a someterse a toda clase de controles y procedimientos obtusos que parecen oscilar entre la racionalidad burocrática decimonónica y el fetichismo de unos métodos que prometen el acceso al poder sobre el último reducto de autoridad que sostiene nuestra cultura: la autoridad científica.

Hoy incluso esta autoridad, vestigio arcano de un mundo basado en la confianza, parece estar siendo atacada.

Las críticas a la validez del conocimiento que proporciona la investigación universitaria (tanto en las letras como en las ciencias) están tan extendidas que se han convertido en objeto de nuevas publicaciones académicas.

Sirva como ejemplo aquella publicación que hace algunos años revisaba la replicabilidad de los resultados de investigaciones académicas en el ámbito de la economía. Todas ellas fueron elaboradas según los criterios de calidad de los rigurosos procesos que exigen los estándares académicos. Ninguna aportaba conocimientos de los que otros pudiesen servirse para hacer avanzar la ciencia.

Existe, como es lógico, un margen de falibilidad inherente a todo proceso que requiere de la intervención humana. Así lo denuncian los reiterados intentos (a veces exitosos) de burlar la revisión por pares con tesis desquiciantes y citas falsas para mostrar la debilidad del sistema. Aún obviando esto, parece justificada la sospecha de que los métodos académicos de investigación no bastan, por sí solos, para producir la autoridad que prometen. Pero, ¿de dónde surge esta peculiar confianza en los métodos y cuál es su propósito?

Un método académico que nos salve de nuestra humanidad 

La primera parte de la pregunta sobre la fuente de la confianza y el propósito de los métodos es más sencilla de responder si atendemos al largo proceso de despersonalización con que la modernidad ha tratado de sortear la arbitrariedad en todos los ámbitos que implican al hombre. Desde la política y la economía hasta la ética y el trabajo intelectual, la falibilidad humana ha sido esquivada por medio del procedimiento, del método que garantizara la racionalidad neutral de los procesos humanos. En palabras de un célebre poeta anglosajón, se trataba de “crear sistemas tan perfectos, que nadie necesitara ser bueno” (T.S. Elliot. The Rock).

El fuerte componente crítico de nuestra cultura posmoderna tiene mucho que ver con el éxito o fracaso de esta pretensión de “salvación” mediante el método.

La Universidad no es la primera sino la última de las grandes instituciones occidentales cuya autoridad parece haber entrado en crisis. Nos interesa más, por ello, ver si es posible rescatar algo de la segunda parte de la pregunta: ¿cuál es el propósito de los métodos académicos?

El académico y el prestidigitador

Una visión cínica, tan propia de nuestro tiempo, diría que el método no es en la universidad más que un instrumento de distinción social. Un a suerte de rito secular que conecta la institución universitaria con el misterio, como diría Eliade. También Leo Strauss ve como propio del filósofo –lo que puede hacerse extensivo a todo académico–el hermetismo con que protege su ciencia de la crítica ignorante de las masas, como ha ocurrido con tantos otros a lo largo de la historia. Sócrates fue obligado a beber la cicuta por su imprudente claridad y Newton escribió sus Principia en proposiciones matemáticas avanzadas para ahorrarse la crítica de los ineptos. Hoy el moderno estudioso se ve con frecuencia sometido a la burla y el chascarrillo del contribuyente que no ve pertinencia alguna en sus investigaciones.

Para el escéptico de nuestra generación, tras la “ciencia” que protege con tanto ahínco la academia se esconde la nada. Los métodos serían así el traje invisible del emperador que permite al académico disfrutar de los beneficios de su posición social merced al virtuosismo de unas técnicas no tan distintas de las de un prestidigitador. El mago y el magister, dos caras de un mismo fenómeno. Ambos se aúpan sobre la confusión general como en ocasiones el artista se alza tanto cuanto impenetrable es su obra a la comprensión del público no iniciado.

Qué duda cabe que hay entre nosotros –quizás incluso nosotros mismos, pues asumo que estamos entre colegas— quienes pueden haber incurrido en esta falta. Quizás a veces hayamos adornado o complicado en exceso las propias aportaciones, multiplicando las fuentes, referencias y tecnicismos. Todo ello con el fin de revestir artificiosamente de calidad el fruto de un trabajo quizás honesto, pero dolorosamente sencillo. Sin embargo, si reducimos a este uso fraudulento el propósito de la metodología académica, más nos valdría demolerla de una vez por todas. Más nos valdría dar la razón a nuestros críticos.

Ante esta perspectiva, que nos invita a desconfiar incluso de nosotros mismos, resulta particularmente iluminadora la lectura inocente de un texto de aquel prodigioso francés que fue Etienne Gilson. Se trata de un famoso discurso titulado Ética de los estudios superiorespronunciado en 1927 en Harvard y traducido al español por Rialp.

La ética de los estudios superiores

El propósito de Gilson en aquellas palabras era recuperar el núcleo del quehacer de quienes dedicamos nuestros esfuerzos a la Universidad. La traducción del discurso que hace Tomás Caldera tiene la fortuna de traducir el inglés scolarship por el español erudición con los polémicos matices que ello conlleva. El erudito de nuestro tiempo, según acostumbramos a interpretarlo, es aquel que ha convertido en vicio lo que los antiguos tuvieron por virtud, la studiositas.

Para nuestro cínico posmoderno, el erudito es aquel que convierte su cabeza en un arsenal de conocimientos dispuestos para el asedio de cualquier discusión, un instrumento de poder con que apabullar al resto, proyectando el ego por encima de las cabezas ajenas.

El erudito es aquel que se aprovecha de una extendida tendencia humana contra la que el posmoderno pretende rebelarse. La tendencia consistente en endiosar a aquellos a quienes uno no alcanza a abarcar. Como dice Gilson, “mientras más ignorantes son las gentes, más se inclinan a creer que hay hombres en posesión del conocimiento universal”. Esta interpretación parecería reflejar mucho de lo que ocurre en nuestros debates. Contra ella, el medievalista francés nos propone una imagen menos artificiosa y más amable de la erudición:

Un verdadero erudito es en esencia un hombre cuya vida intelectual es parte de su vida moral. En otras palabras, un erudito es un hombre que ha decidido, de una vez por todas, aplicar las exigencias de su conciencia moral a su vida intelectual.

Parecería demasiado ingenua esta definición, demasiado desconectada de aquella otra que identifica al erudito con aquel a quien define un vasto bagaje de conocimientos. Sin embargo, esta apariencia sería solo fruto de una confusión entre las causas y las consecuencias. El trabajo intelectual del erudito gilsoniano conduce como consecuencia al crecimiento del conocimiento. “La falsa erudición, que el verdadero erudito detecta rápidamente, es en relación a la verdadera erudición lo que la hipocresía en relación a la virtud verdadera”.

La honradez intelectual 

Así, el falso erudito proyecta la sombra de su saber más allá de lo que en rigor permitiría su propio conocimiento. En cambio, lo que caracteriza al verdadero académico, al verdadero erudito, sería precisamente una virtud opuesta. Se trata de la virtud de la honradez. Una virtud que, aplicada al trabajo intelectual, custodia y manifiesta el límite del propio conocimiento, motivado por un “respeto escrupuloso por la verdad”.

Tomad un libro realmente honrado, una conferencia realmente honrada, una tesis doctoral realmente honrada, y notaréis que todo el despliegue de citas, referencias, datos, documentos y observaciones están allí solo porque es moralmente imposible omitirlos. (…) No porque cause buena impresión citar y dar referencias, sino porque nosotros tenemos derecho a verificar la cita y ver si, en el contexto original, la frase tiene el mismo sentido que parece tener separada de él.

Los métodos académicos, que tan pesada hacen a veces la producción, publicación y adquisición de los saberes, tendrían entonces un propósito distinto al que en ocasiones parecen cumplir. La honradez intelectual del erudito le obliga a reconocer que su trabajo queda definido por aquello que incluye en sus citas. Estan llevan al lector que desee aprovecharlas hacia las fuentes de su propia inspiración. En nuestros días, el aparato de citas y datos parece con frecuencia cumplir un propósito inverso. Parece servir para apuntalar el propio trabajo a costa del trabajo ajeno. Incluso, en ocasiones, a costa también del exigible respeto por la verdad del que nos habla Gilson.

Junto con esta exigencia moral, la honradez intelectual presenta una segunda ventaja sin duda relevante para la Universidad en el ámbito de la enseñanza. El propósito de esta institución y el de la profesión docente no es solo enseñar resultados. Más bien, y “con mayor razón”, la Universidad existe “para enseñar y aprender cómo lograrlos”.

El honrado erudito que proporciona una adecuada justificación de su recorrido intelectual facilita así al estudiante una visión del trayecto que conduce a la obtención de resultados.

El “pesado y pedante despliegue de erudición que tanto nos desagrada en muchos libros” y que escandalizaría a tantos pedagogos se manifiesta, así, como un valioso ejercicio de generosidad del académico.

La humildad y el investigador joven

A la beatífica visión del trabajo intelectual que Gilson nos propone podríamos oponerle un problema de orden práctico. Si la virtud moral parece ser un bien escaso y en opinión de muchos poco exigible, la virtud intelectual no goza de mucha mayor popularidad. Lo habitual es que uno entre con la ilusión intacta en el mundo académico. Sin embargo, si hace del trabajo intelectual la fuente de sus ingresos, pronto su inocencia se verá amenazada. Rápidamente se verá sometido por toda clase de exigencias que, en aras de la competitividad, hacen ilusoria la pretensión de un trabajo intelectual honrado.

Las Universidades consumen resultados, pero no generan el espacio en que puedan progresar quienes comienzan el camino de la erudición desde la sencillez de quien emprende un trabajo intelectual con el compromiso ético de la honradez.

Esta circunstancia parecería animarnos a subvertir el propósito de la actividad académica. Contra esta tentación, Gilson nos recomienda otra virtud con la que hacer frente a la obsesión por los resultados. Una clase de ansiedad que amenaza a todo académico y, especialmente, a los más jóvenes. Se trata de la humildad que, en el plano intelectual, consiste en estar “siempre prestos a ceder ante la verdad, resueltos a adheriros a ella”. No se trata de un imperativo de carácter puritano. Es más bien un consejo, fundado en la convicción de que un trabajo intelectual honrado conduce siempre a la grandeza.

Así, frente a la tentación de tratar de dominar la máquina de producción académica para ponerla al servicio de la propia grandeza, Gilson nos propone algo paradójico: que el académico se convierta en servidor, se deje “someter”. La verdad os hará libres; la sumisión a la verdad os hará grandes”.

La larga sombra de Gilson en su propio campo de estudios testimonia la validez de este camino. Un camino en el que él mismo reconoce sus deudas, como la contraída con William James, de cuyo Psicology: Briefer Course (1892) depuró esta lección vital:

«No permitáis que ningún joven esté ansioso acerca del resultado final de su educación. Cualquiera que sea la línea de su especialidad, si se mantiene fielmente ocupado cada hora del día laborable, puede dejar, sin riesgo alguno, que el resultado aparezca por sí mismo. Puede contar con perfecta certeza, que se despertará una bonita mañana para encontrarse a sí mismo como uno de los hombres competentes de su generación, en cualquier campo que pueda haber escogido. Yo era un joven estudiante cuando leí ese párrafo, y nunca he dejado de recordarlo cada vez que el desaliento ha surgido en mi horizonte como una oscura amenaza.»

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Organiza tus clases con la Taxonomía de Bloom

agosto 09, 2024 0

 



Los niveles cognitivos que presenta la Taxonomía de Bloom son un marco de referencia que ayuda a docentes a visualizar y planificar sus clases.

Por Mariana Sofía Jiménez Nájera

Las tendencias y la forma en que nos enteramos de las más nuevas noticias pasan en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, para algunas materias es importante que los docentes puedan relacionar los conceptos de su clase con acontecimientos más actuales, a fin de reforzar el conocimiento de su alumnado. Es por eso que es necesario contar con herramientas que faciliten a las y los maestros con la organización de sus clases, con las cuales puedan visualizar y modificar ágilmente estos contenidos.

La taxonomía de Bloom, es un modelo pedagógico creado por el estadounidense Benjamín Bloom en los años 50; aunque parezca que este es un modelo obsoleto, a la fecha continúa siendo un marco de referencia para muchos docentes en el mundo que enseñan desde preescolar  hasta la universidad. Enlistando tres ámbitos: cognitivo, emocional y psicomotor.

Sin embargo, en este texto nos enfocaremos únicamente en el ámbito cognitivo, el cual es el más popular. Este sirve como una guía visual para agrupar los elementos necesarios para fomentar el aprendizaje efectivo y pensamiento crítico en los y las estudiantes, para así ayudar al profesorado a estructurar sus lecciones, tareas, proyectos, etcétera. 

Fue en los años 90 que un estudiante de Bloom, Loris Andersen, realizó ligeras, pero considerables actualizaciones en el diagrama, las cuales serán consideradas al momento de presentar la jerarquía:

  • Recordar: Es aquí donde entran las explicaciones de teoría, definiciones de conceptos e incluso la memorización de estructuras, metodologías, entre otros. Es importante que el estudiante esté equipado con el conocimiento suficiente para recordar los elementos que forman un tema con el fin de expandir su aprendizaje y continuar subiendo la pirámide. Algunas actividades a las que este nivel se refiere son:
    • Rememorar la información de una clase o un artículo académico 
    • Enlistar conceptos
    • Reconocer las ideas principales

Después de este nivel, Bloom considera los siguientes peldaños como competencias y habilidades. Es a partir de la adquisición del conocimiento, el cual puede tomar un rol más pasivo, que el talento del alumnado es puesto a prueba; debido a que las aportaciones que haga de este nivel en adelante serán basados no solo en los conceptos aprendidos anteriormente, sino también el razonamiento y pensamiento crítico de individual.

  • Comprender: Es el entendimiento del tema después de haber estudiado la teoría. En este nivel, el alumnado es capaz de construir significados a partir del conocimiento adquirido a través de prácticas como la ejemplificación, clasificación de conceptos y explicando con sus propias palabras.
    • Construir un mapa conceptual
    • Escribir un resumen
    • Platicar un tema con un compañero de clase
  • Aplicar:  En este nivel se incorporan los conocimientos o procesos para solucionar problemas en entornos ficticios o incluso de la vida diaria. Los estudiantes reconocen conceptos y los utilizan para ahora plantearlos en un nuevo escenario.
    • Calcular la solución de un problema matemático utilizando fórmulas
    • Implementar nuevas técnicas de dibujo 
    • Resolver problemas a partir de conceptos aprendidos
  • Analizar: Se refiere a la separación de los elementos, en donde el alumnado tiene la capacidad de diseminar información, pieza por pieza, lo que será algo mayor a lo que podrá obtener nuevos significados y descubrimientos. De esta manera, reconoce cómo cada parte está relacionada entre sí y conoce sus componentes a través de la organización, integración, atribución, entre otros.
    • Discutir en profundidad un tema
    • Comparar y contrastar
    • Inferir las consecuencias de una situación
  • Evaluar: A partir de toda la información, se refiere a la forma en la que el estudiantado es capaz de reunirla para criticar y juzgar razonablemente, además de crear nuevas estructuras para llegar a diferentes resultados.
    • Criticar la situación política de un país
    • Formular una hipótesis y corroborar su veracidad
    • Combinar conceptos para llegar a una solución
  • Crear: En el último nivel, el o la estudiante es responsable de reformular toda la información aprendida para crear, planear y producir algo nuevo en torno a lo aprendido. Es el peldaño más alto debido a que sale a colación el razonamiento, retención y creatividad del alumnado para realizar algo nuevo basado en su propia experiencia y criterio.
    • Producir un ensayo crítico
    • Desarrollar una innovación para solucionar un problema de la vida diaria
    • Proponer una campaña publicitaria

A continuación se presenta el siguiente recuadro ejemplificando un tema, en donde se observa cómo, a partir de indicaciones y preguntas, el tema se desarrolla conforme a la ascensión de la pirámide:

Yendo de simple a complejo, este marco de referencia representa una guía gráfica para los docentes, donde pueden visualizar fácilmente los pasos a seguir para planear sus clases y, con el tiempo, llegar a un pensamiento más complejo a través de distintas actividades conforme se suba de nivel.

La organización de un plan de estudios es importante, no solamente para que el docente tenga el control y seguridad para saber lo que enseñará día a día, sino para trazar una ruta clara del trayecto al que quiera llevar su materia a través del diseño de clases, tareas y proyectos que enriquecerán la experiencia de aprendizaje de sus estudiantes. Igualmente, permite tanto al docente como a sus estudiantes estar alineados a los objetivos de aprendizaje que se proponen. Es de esta manera que el alumnado estará consciente de lo que les depara su clase o curso y sabrán lo que se espera de ellos.

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Feria de Proyectos 2018 II

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